Pink Floyd / De Culto

 

 

 

 

Pink Floyd

 

por Israel Crens

 

"So, so you think you can tell

 Heaven from Hell

 Blue skies from pain

 Can you tell a green field

 From a cold steel rail?

 A smile from a veil?

 Do you think you can tell?"

 

 

Sentados en una nube confortable, en un mundo donde el espectro visual es el opuesto al de un prisma, como si estuviésemos en el lado oscuro de la luna y todos los sentidos  expuestos al clímax y paroxismo de la locura; solo podemos alucinar una sola visión mural de ladrillos interminable. Pink Floyd.

 

Si bien es sabido, hablar de este grupo en particular ya es difícil por la gama technicolor de sentidos expuestos en su música. Podemos trascender de las letras al espectáculo visual que nos ofrece un caleidoscopio y quizá pudiéramos tener un atisbo de lo que es escuchar esta banda inglesa. Dicho de otra forma, escuchar con los ojos y ver con los oídos, con ellos resulta válido.

 

Estos arquitectos de Cambridge innovaron totalmente las texturas sónicas imaginativas y atmosféricas de la psicodelia británica o el space rock.  Su origen se remonta cuando eran Sigma 6, posteriormente conocidos como T-Set & The Abdas.  Roger Waters, Bob Close, Nick Mason y Rick Wright fueron los primeros componentes de esta banda cuando estudiaban arquitectura en la Regent Street Polytechnic.

 

El pilar y fuente de inspiración del grupo llegó con Syd Barret (antiguo camarada de Waters del colegio); pasando a llamarse Pink Floyd en franco homenaje a dos músicos de blues, Pink Anderson  y  Floyd Council.  Ya establecido el mítico nombre, la alineación quedaba con Syd Barret en la guitarra y voz, Roger Waters al bajo, Rick Wright en los teclados y Nick Mason en la batería.

 

Sus experimentos psicodélicos en directo y en el estudio, les doto de suficientes tablas en  los clubes londinenses hasta que EMI les fichó en 1967 como una banda expuesta a las corrientes alternas del rock, apostando por ellos para producir su primer single “Arnold Layne”   y en la cara B  “Candy and A Currant Bun”.   

 

Llegando a la posición #20 del Top Británico, editaron su segundo sencillo “See Emily Play”   y su lado opuesto “Scarecrow”.   Esto solo fue el preludio de su genial álbum The Piper At The Gates of Dawn  del 67 producido por Norman Smith y grabado en los míticos estudios Abbey Road.  En él, se puede apreciar el notable y prodigioso trabajo de Barret, -que para muchos-, era un iluminado viajero interestelar que impregno sus extrañas y alucinógenas melodías en los comienzos del grupo.

 

Syd ciertamente era un músico fuera de tiempo, donde sus insólitas concepciones lo proyectaban como un compositor ilimitado en un futuro.  Su historia tristemente fue una sumisión extrema al ácido lisérgico (LSD), que amen de lograr grandes contribuciones en su percepción musical; fue mermando su capacidad para percibir su realidad.  Esto solo le llevo a que en varias actuaciones en directo se “desconectara” por completo de sus ejecuciones.

 

Tras arruinar varias presentaciones con episodios lamentables y  un colapso sufrido en una entrevista para una cadena norteamericana, Roger Waters, decide tomar las riendas del grupo y le propone permanecer en la banda sólo como compositor, llegando así el quinto elemento de la agrupación: David Gilmour

 

Gilmour se encargaría de sustituirle en las actuaciones en directo.  La idea básica de Waters era tener una banda de 5 miembros y que Syd participara en las grabaciones y en los directos en que decidiera tocar con ellos; sin embargo esta idea no resultó adecuada para los intereses comerciales.  Ya en el 68 editaron su segundo acetato A Saucerful of Secrets.  Éste LP vendría siendo la continuación de su primer trabajo, incluyendo en el último corte el tema “Jugband Blues”, compuesta por Barret.  

 

 Tras la lamentable marcha de Barret, el papel predominante quedaba en manos de Waters, quien mostró cierta continuidad sonora y temática.  Ummagumma  del 69, LP doble que combinaba temas de estudio y en directo, la banda sonora More  (1969) y Atom Heart Mother  (1970), cimentaban la fama del grupo en el denominado space rock o cosmic rock.   

 

Meddle  (1971), el soundtrack del film El Valle  y Obscured by Clouds  (1972) fueron el preludio del épico y majestuoso Dark Side Of The Moon  (1973).  Con este álbum, Pink Floyd batía record de ventas tanto en América y en Europa.  Siendo un LP conceptual, su temática fue basada entre los conflictos que surgen de la avaricia, la erosión por el envejecimiento y la degradación humana tras una progresiva enfermedad mental; siendo siempre inspiración el deterioro mental de Barret.  

 

 Fue precisamente la melancolía por Syd, que hizo de Wish You Where Here  (1975) un disco notable (aunque no a nivel comercial de su predecesor).  El cerrado ostracismo de Barret, lo mantenía alejado de los escenarios y la prensa. Durante las sesiones de mezcla en el estudio, la banda cuenta que vieron a un tipo gordo en la sala al que ninguno conocía. Cuando se acercaron, se percataron de que se trataba de Syd, completamente irreconocible, sin cabello y las cejas afeitadas (justo como se ve al personaje Pink  en el film Pink Floyd-The Wall.

 

Con Animals  del 77 seguiría la hegemonía del rock alternativo y llegaba el máximo exponente del rock-ópera con The Wall  (1979).  En 1982 llegaba al celuloide el filme de culto The Wall  dirigida por Alan Parker.  La narrativa de la película animada altamente metafórica es un relato del protagonista “Pink”,  un anti-héroe mentalmente enfermo por los traumas que la vida le va deparando, la sobre protección materna, los fracasos sentimentales, el mundo como astro de rock y la opresión británica educativa son convertidos por éste en ladrillos de un muro que le aísla del mundo con el fin de protegerle, pero que finalmente le destruye convirtiéndole en un dictador fascista.  

 

Las tensiones terminaron minando esta gran agrupación con el cambio de decenio. El liderazgo de Waters comenzó a fracturarse con la creciente enemistad con Gilmour y Nick Mason, quienes deciden abandonar la banda tras el LP The Final Cut  (1983).  Las tirantes relaciones empeoraron tras una reunión en 1986 sin la presencia de Waters, provocando un publicitado pleito por los derechos del nombre. Finalmente Roger se quedaría con los derechos de imaginería desplegados en los conciertos (desde el cerdo volador y los derechos sobre el espectáculo audiovisual de The Wall). Los siguientes trabajos consiguieron ser aceptables aunque carecían del enfoque preliminar de Roger. 

 

El directo Pulse  del 95 resultó ser algo sin precedentes, desde su primera edición (el empaque contenía un led rojo que titilaba mediante una batería); es considerado un gran trabajo, pero el exigente, sabrá notar la ausencia rítmica de Waters.  Pink Floyd dio su último suspiro para la posteridad el 2 de julio de 2005 en el concierto Live 8  en Londres, reuniendo a Roger Waters con el resto de la banda, dando fin a 24 años de una larga espera por verlos nuevamente juntos. 

 

Tristemente el fundador y antiguo líder de la banda (Syd Barret) fallece  el 7 de julio de 2006. Tras más de veinte años de un absoluto anonimato, una publicación inglesa le entrevista en casa de sus padres en Cambridge, solo para descubrir que decía no recordar al grupo Pink Floyd ni a sus antiguos amigos. Y el 15 de septiembre de 2008, fallece otro miembro de la banda, Rick Wright, tras una breve lucha contra el cáncer. Lapidando de esta forma, cualquier intento por una ansiada reunión para un concierto o alguna gira.

 

Ejemplificaron como seguir siendo un grupo de cinco integrantes (de forma virtual), pues Barret jamás abandonó la banda, la fuerza de su imagen y esencia siguió con ellos en toda su trayectoria hasta el final. Dejaron muchas señales en el camino del rock alternativo para las generaciones futuras. Desdichadamente parece que esos importantes pilares no han hecho eco en nuestros días abrumados por ritmos y tendencias tan deplorables, que no son dignas de mención en este espacio.

 

Pink Floyd nos llevó de la mano por lúdicas visiones de una atmósfera psicodélica, caleidoscópica; nos hizo escalar los muros de ladrillo de la inconsciencia que vive en cada nota de la paranoia metafórica, metamorfoseándonos en un viaje tan ácido, que apenas comienza. Todo visto a través de un espejo desde el lado oscuro de una luna que nos da solo una cara y que nosotros debemos explorar a fondo sin volverla diáfana. Por supuesto, siempre a lomos de un cerdo volador.  

 

We're just two lost souls

 Swimming in a fish bowl

 Year after year

 Running over the same old ground

 What have we found?

 The same old fears

 Wish you were here.."

 

Israel Crens

De Culto 

Walnut Street Ediciones ®

 

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