Ian Curtis / De Culto

 

 

 

Ian Curtis

 

 por Israel Crens

 

"Why is the bedroom so cold?

 You've turned away on your side.

 Is my timing that flawed?

 Our respect runs so dry.

 Yet there's still this appeal

 That we've kept through our lives.

 But love, love will tear us apart again.

 Love, love will tear us apart again..."

 

 

 La música y la literatura comúnmente van de la mano. Y es obligatorio que un artista o escritor tenga sus bases y admire a ciertos personajes que son su base para sus futuros logros. El caso de un chico admirador de David Bowie, Lou Reed e Iggy Pop y de genios literatos como Franz Kafka, William Burroughs, J.G. Ballard y Jean Paul Sartre, dieron origen a uno de los músicos más complejos y de culto. Ian Curtis

 

Hablar de Ian Curtis es tener cierta tendencia a ser auto destructivo. Quizá el hecho de presenciar a los Sex Pistols fue un detonante que le marcara para los años posteriores, siendo algo común entre cantantes la influencia de uno en otro (y si habláramos de ello no terminaríamos jamás), en tantas y diversas anécdotas en la historia del rock.  

 

El inicio de la banda (Warsaw) fue algo controvertido tras cambiar poco después su nombre a Joy Division. Dado que su connotación a un ala nazi de un campo de concentración donde la esclavitud sexual de las mujeres judías era común, causó polémica desde un principio.

 

Curtis supo lograr con su grupo un sonido y un estilo que no era sencillo de clasificar, pero que al mismo tiempo los hizo sobresalir dentro del punk y el hard rock, con un tempo y un beat pausado y bien complementado con la voz grave de Curtis.

 

Logrando que cada canción fuera un soneto, un poema, dada la carga literaria que en ellas invertía constantemente.  Una forma muy similar de escribir como solía hacerlo Johh Lennon que igualmente fue un lector voraz; así mismo Curtis era una lumbrera de palabras que acomodaba con maestría en sus textos.  

 

Todo ello sumado a su peculiar forma de conducirse en las presentaciones con intempestivos y espasmódicos movimientos de su cuerpo (parecido a Joe Cocker). Su epilepsy dance  más que un estilo propio, era resultado de los ataques epilépticos que Curtis había comenzado a padecer, incluso en el escenario.

 

Esa personalidad que comenzaba a tan temprana edad a quebrarse tanto mental como físicamente, iban dando  el halo oscuro y tenebroso tan característico que siempre rodeó el sonido de Joy Division. Y que fue uno de los principios del gothic rock  que Ian supo matizar logrando ese trasfondo tétrico en el estudio de grabación.  

 

Ese canto a la desolación hizo que Curtis alcanzara la perfección con el single “Love Will Tears Us Apart”  (canción que solo interpretaba en directo) y le convirtiera en uno de los poetas malditos del rock de las últimas décadas. Consecuencia de su lado filósofo muy cercano a cuervos y entes nocturnos como Leonard Cohen, Lou Reed, o bohemios trasegados como Tom Waits.

 

A pesar del éxito de Joy Division y los talentos de la banda, el contraste negativo en el estado de salud de Ian era notorio. Los episodios de epilepsia continuaron, siendo el más deplorable durante un concierto como teloneros de The Stranglers, dónde Curtis derribó la batería tras perder el control de sí mismo. 

 

Tras el desafortunado incidente, la banda tuvo el mal tino de suplir a Ian en la siguiente presentación y al percatarse los fans más aguerridos de la banda comenzaron una terrible melé que culminó en desastre.

 

Para entonces la prescripción médica de píldoras diaria de Curtis ya había conseguido obrar un severo daño emocional en él. Su progresiva inestabilidad mental y lucha por controlar su epilepsia recaló en su familia. Su sentido común y ético estaba en su nivel más bajo al suponerse cuerdo e intentar llevar una doble vida con su esposa e hija y tratar de sostener su relación sentimental con una artista belga.

 

Ya en mayo de 1980 Joy Division ofrece su último recital en Birmingham. La mañana del domingo 18 de ese mismo mes y a escasos días de la primera gira del grupo por Estados Unidos, un atormentado y depresivo Curtis se quita la vida ahorcándose en la cocina de su casa con un lazo usado comúnmente para tender ropa. 

 

Deja únicamente una carta despedida a su esposa Deborah.  La escena anterior al suicidio indica que vio o veía el filme Stroszek, de Werner Herzog (mismo que versa sobre la vida de un lóbrego alcohólico y prófugo). En una tornamesa se encontraba puesto el acetato The Idiot  de Iggy Pop.   

 

Así, tras solo 23 años de vida, Ian Curtis cortaba de tajo todos sus problemas reduciéndose a cenizas que hoy se encuentran reposando en el cementerio de Macclesfield, Manchester dónde uno puede apreciar en la lápida el epitafio elegido por su afligida esposa. “Love Will Tear Us Apart”

 

Joy Division a la postre se transmutaría en la agrupación New Order  destacando en la década de los 80.  Ian Curtis y su banda se convertirían con el paso del tiempo en artistas de culto. Grupos como U2, Radiohead, The Smashing Pumpkins y Nine Inch Nails son ejemplos notorios de la influencia que ha tenido Curtis años después de su partida.

 

La ambigüedad entre la violencia del punk y la melancolía lograron un punto intermedio que Curtis y Joy Division supieron consagrar cual cáliz inalterable en la oscura y lóbrega raíz de lo alternativo. Jugando siempre entre el estado de ánimo, la palabra y la música entendemos que filosofar no siempre es hacerlo a la luz de la chimenea en un sitio cálido y confortable.  

 

Se requiere cierta dosis de oscuridad y fracaso en cada alma para lograr el equilibrio.  

 

"...love, love will tear us apart again"

 

Israel Crens

Memorias de un Microbio

La Escotilla

Walnut Street Ediciones ® 

 

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