Lou Reed / De Culto

Lou Reed  por  Israel Crens

 

"Thought she was James Dean for a day 

 Then I guess she had to crash, 

 Valium would have helped that bash, she said:

 

 Hey babe, take a walk on the wild side, 

 Said hey honey, take a walk on the wild side. 

 And the coloured girls go, doo do doo..."

 

Cuervo, Transformer,  poeta maldito del rock. Lou Reed (Lewis Allen Reed). Fue un músico adelantado en el tiempo, aficionado al free jazz, inmerso en la música experimental y considerado padre del rock independiente, alguien que intentó llevar la sensibilidad de la novela a la música rock, acabó siendo pasto del movimiento glam  y apadrinado por el camaleón (David Bowie).

 

 Hoy el legado de Reed nos pasea por mundos desde el  amor drogadicto en Berlín, canciones tristes, de violencia, suicido, pasando -claro-, por adicciones y drogas.

 

Pese a un mermado éxito comercial, Reed no necesitaba posicionarse dentro de los 20 principales para dejar sentado sus reales en su paso por la música. El mítico grupo The Velvet Underground cuenta la historia por sí misma de este consagrado monstruo de épocas tan distantes como actuales con los retrasos que esto implica: el secreto de mantenerse intacto.

 

Erosionado por estar fuera de tiempo en música y letras, no se sabía bien si era objeto de ser catalogado en ese arte. Lo que sucedía realmente era que la música popular no se pondría a su altura hasta la aparición de los punks a mediados y finales de los setenta.  Melódico, desasosegado, entre guitarras distorsionadas, cantaba incólume sobre temas sórdidos; convirtiéndose más en un icono de saludo irónico y tan gráfico para los inadaptados, chaperos y travestis de la factoría de Andy Warhol.

 

 Dentro de la elegía a la adicción de la heroína que Reed retrataba muy bien, actualizaba a autores como Allen Ginsberg y Jean Genet.  Lou optó por metamorfosearse de forma kafkiana al preferir el cuero negro y la imaginería sadomasoquista aun en plena época hippie.  Ya a principios de los 80, se absuelve de las drogas y retoma las riendas de su vida privada reflejándose en su siguiente trabajo, mas maduro y mas en forma The Blue Mask.

 

Sin temor a que le aspen, su LP New York  logra una andanada de protestas bien ubicadas en su oblicuo mundo contra la política, las leyes, el Papa Juan Pablo II, y exorcizando de cierta forma sus fantasmas en sus época camaleónica.

 

Tras la muerte de Warhol, cierra una brecha de 25 años y se anota un tanto dentro de la música pop minimalista. Emocionante y dolorosamente confesional, la voz de Reed produce ampollas cuando canta sobre presuntos errores médicos y los tonos oscuros sobre nuestra infortunada mortalidad que no escapa de los estertores del final al que todos nos dirigimos.

 

Lou Reed llevaba el infortunio a pie juntillas a una octava más alta que sus contemporáneos. Aventajado discípulo de Edgar Allan Poe, Reed profetizaba su Walk On The Wild Side  desde la marquesina de su puerta purpúrea y gótica, diciendo “Nunca más”  a la insípida lírica pop (no le podemos decir música, de forma total), a lo que se produce en estos días.  

 

Dicho esto Lou Reed sería el primero en lapidar semejante movimiento con su armoniosa nota discordante y sus letras malditas-benditas, aunque a estas alturas debe reírse a carcajadas con una barrica de amontillado a su lado.

 

Israel Crens

De Culto

Walnut Street Ediciones ® 

 

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