Roger Waters / De Culto

 

 

 

Roger Waters

por Israel Crens

 

"We don't need no education

 We don't need no thought control

 No dark sarcasm in the classroom

 Teachers leave them kids alone

 Hey teacher leave them kids alone

 All in all it's just another brick in the wall..."

 

 

 Ese grito mudo, ahogado, desgarrador, pero no desapercibido. Aquel muro impoluto, inasequible, lleno de ácido, paranoico y  diáfano también, por añadidura. Un legado, una historia que estas alturas ya es una leyenda y un monumento para muchas generaciones.  Is there anybody out there ?

 

George Roger Waters. Soberbio. El adjetivo habla por la misma persona. Dueño de un lenguaje  unívoco, de sinonimia. Ese delgado hielo entre lo patológico y la conciencia, la frontera entre la angustia y la fobia, la insistencia de ocupar un lugar en el ideal del yo, bien ubicado en el ringorrango panorama de un mundo bizarro y del ego que no conoce límites. 

 

Incapaces de trascender a la idea de vivir una línea existencial sin las grandes bandas, quedan algunos componentes de ellas, que reviven hasta nuestros días (y nos recuerdan constantemente) que aún tenemos algo que escuchar y que alivia la existencia en tiempos aciagos de casi dos décadas sobreponiéndonos a solo reminiscencias aquí y allá de una música digna de escucharse.

 

El simple y llano hecho de estar expuestos a la imaginería del artista de quien se trata, es un viaje caleidoscópico, trascendental a los sentidos. Dicho de otra manera, una metáfora del vanguardismo. Waters es la viva figura de una existencia férrea de la inconsciencia cósmica de Syd Barrett (1946-2006). 

 

David Gilmour, Nick Mason  y  Richard Wright (1943-2008) mantuvieron la tradición de una banda que se negó a extinguirse. Supieron llevar bien el peso de continuar sin dos componentes primordiales del grupo base.  Aunque hay los malos ejemplos de pisotear la memoria y legado de una gran agrupación como lo han hecho Brian May  y  Roger Taylor con Queen,  Gene Simmons  y  Paul Stanley  con  KISS,  Doug Clifford  y  Stu Cook  con  Creedence Clearwater Revival Ray Manzarek (1939-2013)  y  Robby Krieger  con  The Doors.

 

Ejemplos sobran en cuanto a cómo ser ávidos productos del comercialismo.  Y son menos los que llevan a buen término un legado para convertirlo en leyenda.  John Deacon, Peter Criss, Ace Frehley, John Fogerty  y  John Densmore; solo por mencionar algunos.

 

En el caso de Waters todo fue justo al revés.  Su desavenencia con el resto del grupo unos años después de la salida de Syd Barret, fue meramente una cuestión por derechos de nombre e imaginería que gracias al cielo, aún se despliega en sus conciertos. 

 

Tras la aclamada reunión de la banda en el Live 8  el 02 de julio del 2005 en el Hyde Park de Londres (tras 24 años de no tocar juntos), fuimos testigos de un prodigio que muy pocas bandas han podido hacer hasta nuestros días, con todos sus integrantes originales aún en vida hasta ese momento.  Y después de semejante episodio en nuestra existencia terrenal, supimos que Pink Floyd no volvería nunca más y por duro que sea, es la realidad.

 

Nos queda vivir el resto de los siguientes años cargando la cruz de ver como poco a poco desaparecen los pilares del rock, las estalagmitas pétreas que sostienen muy en alto los conceptos de componer, tocar y sobre todo, crear música. Y si la necesidad es la madre de todos los triunfos, esperamos que se aplique en las generaciones venideras por cuanto a calidad musical de lo que escuchamos actualmente, se refiere.

 

Waters es la suma del concept rock, del art rock, siempre consciente de la presencia intangible, pero sensible en cada acorde de todo su trabajo, del alma de Barret.  De forma que es imperdonable la ausencia de cada cual que se diga invadido por el innegable deseo de ver en directo a tan icónico personaje de los anales de la historia del rock avant-garde, creador de las fantasías de los sueños diurnos y de la sugestión provocada. 

 

La Ciudad de México es por estos días  su estandarte de protesta, muy característico en él. Un artista comprometido con las causas humanitarias y las injusticias. Controvertido en sus declaraciones, pero contundente en sus mensajes. Claros y directos a dónde deben de ir.

 

Waters nos invita y nos incita a subirnos al clímax, al paroxismo exacerbado del rock progresivo, ese boleto al lado oscuro de la luna, una morada en un espectro diferente del prisma y ser parte del éter en el plano cósmico.

 

¿Quién dice que los cerdos no vuelan?  Wish You Were Here…                           

 

 Israel Crens

De Culto 

Walnut Street Ediciones ®

 

  

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