El Libro de Piedra / Cine-estático

 

 

El Libro de Piedra

 

por Israel Crens

 

“Una película es (o debería ser) como la música. Debe ser una progresión de ánimos y sentimientos. El tema      viene detrás de la emoción, el sentido, después”. 

 Stanley Kubrick (Director y guionista de cine 1928-1999)

 

 

 El cine de horror ha tenido (y tiene) muchas vertientes.  En este rubro el cine mexicano tuvo bastantes e importantes aportaciones con su máximo exponente. Y quizá esta persona logró ubicar el cine de miedo, pues realmente eso es lo que consiguió sin necesidad de efectos especiales o sangrientas escenas.

 

Logró llevarnos a lugares más negros que la noche, provocarle miedo al viento, hacerles llegar veneno a las hadas, y por supuesto, hasta un libro mágico de piedra. El maestro Carlos Enrique Taboada.

 

Si bien la espera es inquietante cuando uno sabe de alguna nueva producción cinematográfica, el ver los avances (trailer), sabemos a qué tipo de sensación vamos a enfrentarnos cuando llegue el ansiado momento de presenciar dicho filme.

 

Los efectos especiales al estilo Hollywood, el exceso de clichés, apariciones súbitas, ruidos y/o alaridos estridentes (son en la mayoría),  algo que sobra, que está metido a calzador y que subsecuentemente durante la proyección no propiciará el mismo efecto en muchos durante el desarrollo de la trama.

 

Se puede hablar de que el género del cine de terror se ha desvirtuado y/o le han pervertido su sentido más estricto del apego al miedo real que causa una situación en la que se posiciona al o los personajes.

 

Ese cine de antaño bien llevado, con una historia bien fundamentada, un guión apegado a hechos y situaciones cotidianas (ya sea bosque, casa, barco o un pueblo abandonado), convierten al protagonista en un objeto y los roles secundarios son los actores de la historia.

 

Llevar a cabo un trabajo así no es fácil en un medio saturado de fantasmas que no provocan el efecto deseado en el espectador, en una audiencia.   Por supuesto que existen los filmes que son rescatables, pero carentes de una apreciación digna y sobreviene el apabullamiento de las cintas cargadas de efectos y ruido que resultan fuera de lugar.

 

En el filme El Libro de Piedra  (1968), del maestro Carlos Enrique Taboada (1929-1997), expone precisamente que no siempre una película de horror sea eso.

 

Es entonces cuando nuestro querido y difunto maestro supo trasponer esa barrera, encontrando el mejor calificativo a sus cintas refiere. El cine de miedo fue el resultado excelso en sus obras en este género. Un verdadero cine de miedo de cinco atmósferas. El ambiente, la trama, todo en si, conjuntaba el ambiente ad hoc, tenebroso que fue lo brillante de cada cinta que tuvo a bien filmar.  

 

En El Libro de Piedra, el primer actor Joaquín Cordero (1922-2013) interpretó magistralmente a Eugenio Rucalcaba.  Un hombre de clase y posición económica muy desahogada.   Viudo y con su hija Silvia  (Lucy Buj), intenta retomar su rol de padre de familia con su recién prometida Mariana  (Norma Lazareno).

 

El magnífico desarrollo de la trama y sus locaciones son algo digno de apreciarse.

 

Parte filmada en Amecameca, Estado de México y algunas locaciones de la Ciudad de México y Viveros de Coyoacán.  Locaciones que lograron complementar a la perfección el desarrollo que un principio parece ahondar en un trauma psicológico de la infante, y que poco a poco, se va develando el verdadero origen de las extrañas situaciones en la finca y los comportamientos poco usuales o inadecuados de una niña.

 

El resto del elenco ( Marga López como Julia Septién  y  Aldo Monti como Carlos )  aporta un soporte preciso y exacto de la trama en la que resulta un miedo estremecedor –protagonista intangible-. Dicho de otra forma, la sensación lograda es la amalgama perfecta con los acontecimientos espectrales, que son el origen de los sucesos.

 

Aunque se ha mencionado que probablemente El Libro de Piedra  es una copia u homenaje de la novela Otra Vuelta de Tuerca  de Henry James,  podemos hacer la apreciación adecuada de que ésta última resulta más un referente y una influencia a la obra de Carlos Enrique Taboada. 

 

Así, éste filme es considerado una joya dentro del cine de culto de horror gótico que se mantiene aún vigente a la época actual. Muy bien ubicado dentro del cine de la década de los años sesenta, sostiene a la perfección y dignamente las filmaciones que antaño se producían; completamente ajenas a las producciones o remakes de hoy día, que dada su escasa calidad no merecen mención en este espacio.

 

 Guillermo del Toro, Quentin Tarantino, Daniel Gruener, Leopoldo Laborde y Víctor Osuna, entre otros, han dicho tener fuerte influencia de Taboada en sus proyectos y trabajos. Lo que recalca el certero ojo creativo, el horror de algo que nos supera y no comprendemos, la genialidad del maestro Taboada. 

 

Israel Crens

Cine-estático

Walnut Street Ediciones ®

 

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